El Chamán viaja a otra realidad

 

-¿Es usted chamana?

-Nadie que lo sea se lo llama a sí mismo. Es la comunidad la que señala a alguien como chamán.

-¿A usted se lo llaman?

-Vienen personas que piden ayuda para su vida, sus relaciones, su salud, para sus seres queridos…

-¿Qué es un chamán?

-Es una palabra tungust que significa el que viaja, el que ve, el que sabe. Y todas las culturas primitivas han tenido siempre a hombres o mujeres así en cada una de sus comunidades.

-¿También Occidente?

-¡Eso eran los druidas célticos! Pero el dominio de las religiones estructuradas sofocó las prácticas y la cosmovisión chamánicas.

-El chamán, ¿a dónde viaja?, ¿qué ve?, ¿qué sabe?

-Hay otra realidad, y el chamán viaja a ella. Y, allí, accede a datos, informaciones, conocimientos, saberes que sus guías espirituales le transmiten.

-¿Qué guías son esos?

-Antepasados tuyos, almas de personas, espíritus de animales, presencias que te ayudan… ¡Todos tenemos guías espirituales! Usted también. Basta con conectarse.

-¿Cómo hace usted ese ‘viaje’?

-Tienes que abandonar el estado ordinario de conciencia y entrar en un estado modificado de conciencia.

-¿Y cómo se consigue eso?

-Los estudios del antropólogo Michael Harner, mi maestro, han demostrado que solo el 15% de culturas chamánicas ha usado sustancias alucinógenas, mientras que el 85% ha usado sonidos.

-¿Sonidos?

-Sí: toques rítmicos de tambor (con una cadencia similar al latido del corazón), o de maracas, o de palos. Yo los uso para mis viajes.

-¿Así de fácil?

-El chamanismo es un método para incursionar en la otra realidad. No es una fe, un dogma, una creencia: es un método, una experiencia.

-¿Puedo aprender ese método?

-Claro, y entrenarse. Sin necesidad de acudir a ninguna tribu primitiva: Michael Harner estudió todas las tradiciones chamánicas y tomó lo que tenían en común, despojándolas de sus particularismos culturales. Y sistematizó el método chamánico.

-¿Qué tendría yo que hacer?

-Primero, tener intención: querer ir al otro mundo. Luego, escuchar el tambor, pero con el propósito de actuar con los guías espirituales.

-¿Quiénes serán mis guías?

-Pruebe, están ahí, emancipados del tiempo y del espacio.

-Si hago eso, ¿qué conseguiré?

-Reconectar con su esencia espiritual, su alma, con lo que es desde siempre. Y así recupera pleno poder sobre sí mismo: y podrá saber qué le pasa, y, por tanto, qué le conviene hacer, cómo sanarse.

-No está mal.

-Y puede llegar cierto punto en que sus guías espirituales pueden serle útiles también a los demás.

-¿Ese fue su caso?

-Sí. Una antepasada mía me expreso deseos de curar a través de mí. ¡Y eso hago desde hace ya 18 años!

-¿Por eso a los chamanes se les llamó también hombres-medicina?

-Fueron ellos los que, hace al menos 10.000 años, aprendieron de esos viajes espirituales las virtudes curativas de muchas plantas. Y dónde estaba la caza, y qué hacer…

-Reláteme alguna de sus experiencias de curación.

-Una mujer tenía cáncer, la trataban médicos en el hospital de San Diego, además de terapias alternativas, y acupuntura, y medicina chamánica.

-Con usted.

-Sí. Y sus células cancerosas desaparecieron. ¡Se curó! Su deseo era que sus hijos estudiasen en cierta prestigiosa universidad. Ella se puso fuerte, tuvo trabajo, al marido empezó a irle todo bien…

-Y los hijos pudieron ya entrar en aquella universidad.

-Sí. Y, entonces, ¡el cáncer volvió!

-Vaya.

-La mujer, muy rápidamente, murió. Hice un viaje al otro mundo y mis guías me explicaron: “Ella venció: cumplió su deseo, y entonces su alma se sintió ya preparada para irse. Y, tranquilamente; se fue”.

-Si sus guías lo dicen…

-Entendí que lo de curar está en función del proceso del alma de cada individuo, particular, complejo…

-¿Qué dice la ciencia de todo esto?

-A la comunidad científica le cuesta aceptar la eficacia del chamanismo: prefiere creer que los análisis estaban equivocados… ¡Pero cada día hay mas científicos investigando los mecanismos del chamanismo!

-¿Qué curación chamánica practica más a menudo?

-Por accidentes o traumas -grandes o pequeños- padecemos pérdidas parciales del alma. Y nos sentimos incompletos o vacíos, e incurrimos en adicciones. Podemos recuperar esa porción de alma y devolverla.

-¿Y si siento un dolor en el pecho?

-Puedes estar cargando con alguna adversa intrusión espiritual. Se te metió. Pero podemos extraerla.

Víctor-M. Amela

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